Una serie con buenas intenciones, algunas ideas brillantes… y otras que sobran. Lo mejor de Prime Target son sus localizaciones reales —Cambridge, París, Bagdad, la Costa Azul— y su ambición por mezclar matemáticas, criptografía y geopolítica en un thriller global. La premisa del joven genio que descubre un patrón en los números primos con potencial para cambiar el mundo es muy atractiva, y se agradece que no traten al espectador como a un idiota. Los momentos donde se habla de encriptación, seguridad informática o vulnerabilidades matemáticas son de lo más interesante, y en cierto modo recuerdan a las paranoias de los años 70 o a Una mente maravillosa. Sin embargo, el ritmo es irregular, el protagonista es un poco plano, y algunas subtramas —especialmente el componente romántico homosexual— parecen metidas con calzador, sin aportar nada relevante a la historia principal. En resumen: una serie que podía haber sido excelente si hubiera confiado más en su propia inteligencia y menos en cubrir cuotas forzadas. Aun así, si te gustan las matemáticas, los códigos y los secretos globales, puede valer la pena. Nota: 6/10