Las historias de Trolls siempre me han llamado la atención y el añadir el toque de falso documental le da un toque especial.
Estamos ante una película que fotograma a fotograma atrapará al espectador y, aunque esté cámara en mano, podremos ver cada imagen sin problemas. No como en Monstruoso, que perfectamente podrías terminar mareado.
Sin duda es una aventura única, dentro de su género, con un final “esperado”, pero necesario, que permite cerrar una historia bien redactada, con mucha fantasía y que deja al espectador volar su imaginación.
Este es el tipo de películas donde terminas pensando: todo es posible.
Hasta llegamos a presenciar una tragedia que se refleja en cámara a la perfección y que deja al espectador con mal cuerpo.
Tiene todos los ingredientes necesarios para llegar a gustarte.