Película de soldados en plena guerra, donde de verdad lo que realizan es fundamental para salvar la vida de sus compañeros, de sus compatriotas, de los que vienen detrás de ellos. Soldados anónimos, desconocidos para la gran mayoría, todos con un número y una placa, y a los que sólo recuerdan, cuando mueren, sus compañeros de pelotón, de compañía, y sus oficiales, aquellos de los que cumplen órdenes.
Lewis Milestone es un director bastante desconocido para los méritos y las películas que filmó, entre ellas la conocidísima "Sin novedad en el frente", una pequeña obra de arte, además de otra docena de las que prácticamente la media pasan del aprobado al notable.
Acción bélica en una isla de las muchas ocupadas por los japoneses y que se interponen entre los EE UU y el Japón al final de la Segunda Guerra Mundial, donde Milestone, a falta de presupuesto, recurre a los documentales sobre el despliegue de tropas y armamento que filmó la propia Armada, pero lo hace de manera eficaz y profesional, con lo que no se resiente el guión, donde además se introduce con pequeños flashbacks en la psicología de los soldados, en el miedo al combate, a la muerte, a la desesperanza y al conformismo del combatiente.
Con un gran elenco de conocidos secundarios donde brilla con luz propia el protagonista Richard Widmark, consigue una obra estimable que yo hasta la fecha no había visto, y la verdad es que es una novedad estimable.
Notable, 7.