Hemos visto infinidad de películas donde el hombre, como especie dominante de la naturaleza, ha cazado y ha extinguido especies de animales bien por necesidad (hasta cierto punto loable), bien por orgullo y como trofeo, bien por venganza porque el animal en cuestión le ha producido algún daño ("Moby Dick") a él mismo o a alguien de su entorno. Infinidad de ocasiones nos han repetido tal mantra, hasta que apareció esta película.
Michael Anderson, el director de aquélla excelente película sobre el cónclave para la elección del Papa en la fabulosa "Las sandalias del pescador" , era en mi opinión uno más de los que filmaban rutinarias películas. En esta, como hizo en aquélla, me ha sorprendido gratamente, y amparado en una magnífica banda sonora original de Ennio Morricone nos relata brillantemente la persecución y caza de un pescador por una Orca que perdió a su pareja y a su cría como consecuencia de las malas artes del mismo, consiguiendo en ocasiones ponerte de parte del animal antes que de la propia persona.
No cabe duda de que el pescador, un siempre magnífico Richard Harris pone mucho para ser odiado tanto por la Orca como por el público al interpretar un excelente papel, acompañado de las bellezas de Charlotte Rampling y de una jovencísima Bo Derek que hace de preciosa figura decorativa. Resaltar esos primeros planos del ojo furioso y dolorido del animal cuando observa la muerte de su cría y de la madre de la misma, algo que te llega al corazón por duro que lo tengas.
Mi nota, un notable 7.