Película que se queda a medio camino entre la aventura, la intriga y el terror, y no hablo de romanticismo porque la química entre Halle Berry y Olivier Martínez es cero.
John Stockwell pierde una buena oportunidad de haber conseguido un buen thriller al contar con un avezado y atractivo reparto que no sabe aprovechar, porque el terror ya lo tienes latente cuando hablas de tiburones y no hacen más que pasearse entre ellos en una espeluznante danza marítima, pero el guión es pobre y la dirección es nula, aunque hay que ponerle a su favor la magnífica fotografía del fondo del mar y sus criaturas, y la coreografía entre el personaje de Halle y los tiburones.
Sólo por eso la voy a aprobar, un 5.