He visto la trilogía del Señor de los anillos en muchas ocasiones, pero curiosamente, esta primera entrega es la que menos había revisado. No cabe duda de que el universo Tolkien ha cobrado nueva vida y vigor con las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson y su excelente equipo, con una fotografía, unos decorados, unos paisajes y una banda sonora original excelentes, que les dan nueva vida a los personajes creados por un imaginativo y genial autor como Tolkien, que ha visto a través del séptimo arte como su obra se ha revendido multiplicada por cientos de personas ávidas de conocerla, divulgación por otro lado necesaria porque sería una pena olvidar esa leyenda narrativa.
Esta primera parte, o gran parte de ella en su versión extendida, que aconsejo que todo el mundo la vea en dicho formato sin cortes ni cercenaciones de los productores para su exhibición en las salas, se dedica esencialmente a las presentaciones de los personajes inmortales de Tolkien, y los lugares donde vivían en la imaginación del autor.
Excelsa la recreación de la Comarca, de los hobbits y sus costumbres, de la vivienda de Bilbo Bolsón, nos presentan a "nuestros hobbits", los que nos acompañarán durante la totalidad de la aventura, con Frodo y Sam como los principales serios y cautos, siempre obsesionados con lograr el objetivo de la misión que les han encomendado, pero también con Pippin y Merry, los dos divertidos, pícaros y mordaces, haciendo una y mil travesuras.
Qué decir de la fastuosa recreación de Rivendell, la belleza y la imaginación para diseñar el hogar de los elfos con su rey Elrond a la cabeza, y con Arwen, su hija inmortal que renuncia a ella por el amor a Aragorn, el heredero al trono de los humanos, y donde se produce el Concilio que decide como única la salvación para toda la tierra media, siendo Frodo el que desinteresadamente se ofrece a llevarlo para destruirlo, y donde se presentan los 9 que acompañarán al portador del anillo, donde a nuestros cuatro hobbits y a Aragorn, se les une el mago Gandalf, el elfo Legolas, el enano Gimli y el humano Boromir, dando comienzo a la misión y a la aventura.
Y, como no, la grandeza y laboriosidad del pueblo de los enanos, la mastodóntica y majestuosa Moriac, con su mina de mithril y sus insondables misterios.
Terrible el poder del anillo, como transforma con su mera presencia a todo ser vivo que lo desea, como irradia maldad.
Los cimientos de la aventura están firmes en esta primera entrega. A pesar de sus detractores, los puristas de la literatura, he de decir que yo disfruté tanto o más con la lectura que con el visionado, y que lo único que tiene de diferencia es la imaginación del lector para recrear personajes y lugares, y aquí nosotros tenemos la visión de Peter Jackson y el rostro de los actores que interpretan a los personajes creados por Tolkien.
La trilogía es de matrícula de honor. Pasen y disfrutenla, tanto si es la primera vez, como si son varios los visionados, en cada uno percibirán detalles que anteriormente se les pasaron, sin duda. Un 10.
Después del enésimo revisionado (no me cansaré de verlas cada año) He de decir que la pelicula ha envejecido muy bien y no llega a la excelencia al ser una película introductoria, pero no menos escenas épicas.
Las actuaciones soberbias que se comen la pantalla.
La ambientación, paisajes, música, vestuario insuperables (solo por las dos películas siguientes)
La trilogía entera es una obra de director que se consagró como uno de los más grandes.
Es y siempre será mi trilogía favorita y como producto individual, ya está película debería de haber ganado muchos más premios.