Anthony Mann sigue con su cruzada contra el racismo sistemático de la población americana, en esta ocasión contra las tribus indígenas a las que robaron sus territorios y prácticamente extinguieron confinándolos en reservas que eran verdaderos guetos para apartarlos del resto de la población y que murieran lentamente fuera de su vista.
La elección es la un cazador de hombres, excelentemente interpretado por un siempre solvente Henry Fonda, y el rechazo que su profesión también produce a los grandes personajillos de la ciudad, que alzan la voz con potencia cuando es cuestión de política, y se escabullen cuando el plomo de sus retrogradas ideas les puede salpicar.
Western con ritmo, como todos los de Mann, con su moraleja incluida, sello del director.
Notable, 7.