Mientras escribo esta crítica siguen sonando las notas tristes y melancólicas de la banda sonora original de esta película, y me da la sensación que tanto John Ford como Howard Hawks la habrían firmado sin ninguna duda. Sin embargo, alguien que siempre ha mostrado un profundo respeto por el género, que ha protagonizado muchas de ellas y que fue el rey del denominado "spaghetti western" con Sergio Leone a la cabeza, Clint Eastwood a principios de los noventa dirigió y protagonizó esta obra de arte, triste y melancólica, que desmitifica la heroicidad del pistolero y le deja a la altura de lo que eran realmente, seres solitarios y mezquinos, embrutecidos por el alcohol y el miedo a morir, miedo que les obligaba a matar para seguir viviendo y matando.
Cuidada epopeya, con un reparto de lujo, con diez nominaciones a los Oscar, con el galardón a mejor película, mejor director y mejor actor de reparto para un excepcional Hackman, con un cuidado montaje, con una sólida y melancólica banda sonora, con humor y violencia, mucha violencia en aquél Oeste del siglo XIX, donde la vida de los hombres valía poco o nada, y las mujeres eran meros objetos de usar y tirar.
Matrícula de honor para una película que reivindica el género.