Dito Montiel no consigue extraer de un flojo guión ningún momento de suspense en este thriller de sabor policial sobre dos asesinatos del pasado que vemos a través de flashbacks con un niño como protagonista y un amigo que padece una enfermedad mental que nunca se desvela.
Un secreto guardado durante muchos años, siendo Channing Tatum el niño convertido en oficial de Policía de Nueva York al que destinan a su viejo barrio cuando unas cartas buscan desvelar lo que ocurrió muchos años antes.
Ni la presencia de secundarios de lujo como Juliette Binoche, Ray Liotta o el gran Al Pacino suben el nivel de esta cinta que fracasa desde el guión y una puesta en escena imposiblemente lenta e intrascendente.
Floja, 3.