Duncan Jones nos invita a una aventura espacial en la Luna, nuestro satélite, que a través de una incomprensible técnica en su cara oculta consigue del Sol una energía limpia y barata, ya que la Empresa sólo necesita un trabajador para explotarla, trabajador que firma un contrato por tres años de absoluta soledad acompañado por una máquina que se ocupa de todas sus necesidades como si de una niñera se tratara.
Jones nos conduce por la existencia de ese trabajador solitario, mostrándonos sus recuerdos, su modo de vida día a día, su interacción con el robot que convive con él, su soledad durante esos tres años y cuando van a cumplirse, se produce un accidente que desemboca en una grave violación del Estatuto de los Trabajadores.
Macabra metáfora de la explotación del hombre más allá de lo imaginable, con una excepcional actuación de Sam Rockwell en el papel de ese trabajador que lucha por volver a su casa con su familia después de haber cumplido su contrato. Y ahí está Duncan Jones, que trata de engañar al espectador llevando al límite a Rockwell, prácticamente a la locura con un más que evidente deterioro físico para explicar un plan siniestro de explotación laboral sin precedentes.
Sobresaliente, 9.