Quizás muchos se esperaban más de esta película, que desbrozara los entresijos y motivaciones de una vida de un hombre ilustre como fue Abraham Lincoln, uno de los grandes hombres de la historia, pero el empeño de Steven Spielberg no era desentrañar los motivos de la Guerra Civil americana, ni siquiera los motivos por los que fue asesinado en un teatro al que gustaba acudir a su esposa, la Sra. Lincoln y mucho menos los resultados a posteriori de lo que consiguió con su mandato, ni mucho menos.
Spielberg con su excelente puesta en escena y rodeado de grandes actores donde destaca con luz propia Daniel Day-Lewis excepcional como siempre, Sally Field en el papel de su esposa y Tommy Lee Jones como verdadero secundario de lujo poniendo voz a las palabras de Lincoln y defendiendo las ideas del Presidente ante el Congreso americano sólo tiene interés en mostrar los intersticios de la pòlítica, la compra-venta de votos, algo rayano con la corrupción que vivimos actualmente en España donde todos se compran y se venden con casi la total impunidad como estamos viendo cuando los tribunales dictan Sentencia contra los corruptos, algo impensable hace tan sólo una decena de años.
La consecución y aprobación de la 13ª enmienda, que abolió la indecente e ignominiosa esclavitud, desde luego fue un hito y un logro que hay que agradecer a Lincoln, la Guerra de Secesión y como se desarrolló esa libertad para los negros es otra historia, incluso lo que pensaba el propio Presidente de una raza preponderante y de la otra, la que libertó, pero eso es otra historia.
La película adolece de cierta monotonía durante quizás su excesivo metraje, pero el personaje histórico, la relevancia para la humanidad de la abolición de la esclavitud, las excelentes interpretaciones de los actores y la pulcra dirección y puesta en escena de la obra, se merecen sin duda un Notable, 7.