Después de venir visionando toda la saga de este lacrimógeno drama romántico, no me esperaba, ni mucho menos, este epílogo visceral, con todas las letras.
Parece que Bill Condon, que también dirigió de forma muy plana la anterior entrega, se dejó todo el material para cerrar la saga de forma brillante, quizás es la mejor película de todas, entre otras cosas porque deja el aspecto romántico en un segundo plano, porque introduce grandes dosis de humor, y porque por fin vemos acción de la buena, con acertadas y efectistas coreografías y donde el guión tiene algún guiño brillante que la ponen al menos a la altura de la primera donde la novedad era su mejor baza.
Interesante, 6.