Miniserie de la trilogía que Calparsoro firmó con Telecinco tomando como base la España negra de finales del siglo XX.
El asesinato y descuartizamiento por parte de una pareja con un bebé, de otra pareja de amigos en su propio domicilio, donde hay mucha tela que cortar en cuanto a la culpabilidad de alguno de ellos o de ambos, en un duro pulso psicológico con la policía que los interroga en unas magistral interpretación de Marian Álvarez.
Sin embargo, la declaración de Julián, al que le da vida con una interpretación francamente espeluznante Tamar Novas, pone en duda la declaración de Marina y por tanto su autoría de los crímenes, e introduce la idea de que la ira va por barrios, que cualquiera puede dejarse llevar por ella, incluso la inspectora Verónica, interpretada por Patricia Vico.
Calparsoro se lo guisa y se lo come, en su doble faceta de director y guionista; en mi opinión fallidamente.
Las interpretaciones del triángulo protagonista son francamente buenas. Por ello, no puedo suspender esta producción. Aprobado, 5.