Tercera entrega de Steven Seagal y posiblemente la mejor de él siempre apoyado en su aikido y en su cultura oriental, que en esta ocasión a través de hierbas y acupuntura le sirven para sanar. En esta ocasión, está acompañado por la preciosa Kelly LeBrock que aprovecha para lucir modelitos de alta costura en ese cuerpo escultural que posee.
Trama de corrupción política y policial donde el personaje de Seagal consigue salir siete años después del asesinato de su familia del coma con la ayuda de la guapa LeBrock y procede a vengarse uno por uno de sus compañeros policías que participaron en el asesinato de su familia y descubrir a la sombra a la que grabó diciendo "...Y mi palabra va a misa...", que se repite hasta la saciedad a lo largo de la cinta.
Chulería, chistes malos, rictus a los que ya nos tiene acostumbrados Steven Seagal y que son parte de su repertorio a lo largo de su carrera, además de su prepotencia a la hora de utilizar las artes marciales y cualquier tipo de arma para prevalecer a sus enemigos.
Interesante, 6, para los amantes del cine de acción, pues ofrece el pasar un buen rato con un sencillo guión fácil de seguir, como todo lo que hace el bueno de Steven.